El ojo seco es un término utilizado para
hacer referencia a anormalidades de la película lagrimal que normalmente
recubre la superficie del ojo, protegiendo los tejidos oculares y manteniendo
una buena visión. También se utilizan otros términos como síndrome de ojo seco,
ojo seco crónico o queratoconjuntivitis seca.
Ojo seco no significa necesariamente que los
ojos están “secos” (de hecho, muchas personas diagnosticadas de ojo seco
presentan lagrimeo crónico, y la mayoría de los casos este lagrimeo no es debido
a una oclusión de la vía lagrimal). Ojo seco significa que algo no está bien
con la película lagrimal.
La lágrima humana es una sustancia compleja,
que consiste en una capa líquida recubierta por una fina capa oleosa para
evitar la evaporación, y una capa mucosa por debajo para facilitar la
adherencia a la superficie del ojo. Cada una de estas tres capas tiene un
origen diferente y la alteración de una de ellas puede modificar la película
lagrimal y dificultar la lubricación ocular, generando síntomas de ojo seco.
¿Qué puede causar ojo seco?
Existen muchas causas y factores de riesgo
para padecer ojo seco. Algunas de ellas son:
- Edad avanzada.
- Menopausia.
- Factores ambientales.
- Mala alimentación.
- Enfermedades autoinmunes.
- Efectos secundarios de medicamentos.
- Traumatismos oculares.
- Utilización de lentes de contacto.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes del ojo seco?
Los pacientes con ojo seco pueden tener
síntomas que en muchas ocasiones hacen pensar en otra patología, por eso es
importante hacer un buen diagnóstico antes de pautar un tratamiento. Los
síntomas más frecuentes suelen ser:
- Sensación de arenillas o de cuerpo extraño.
- Lagrimeo.
- Visión borrosa fluctuante.
- Picor o escozor de ojos.
- Sensibilidad a la luz (fotofobia).
- Cansancio ocular al leer, ver la TV, utilizar ordenador, conducir.
- Intolerancia a lentes de contacto.
- Pesadez de los párpados.
- Dolor ocular en casos severos.
Aunque rara vez
ocasiona trastornos graves de la visión, sus síntomas son motivo de una mala
calidad de vida. Es importante hacer un diagnóstico correcto para poder
establecer un tratamiento apropiado en cada paciente. La estrategia de
tratamiento debe incluir medidas ambientales, hábitos, sustitución lagrimal y
control de la inflamación ocular.
Fuente: Clínica Universidad de Navarra