Las mamás se alegran si el pediatra les dice que su bebé está engordando a buen ritmo y se preocupan si no llega a la media. Y es que el aumento o pérdida considerable de peso suele ser indicativo de salud. Hemos aunado criterios pediátricos para despejar dudas sobre qué variaciones de peso se consideran correctas.
Recién nacido
• El margen de normalidad del peso del
recién nacido es amplio: entre los 2,5 y los 4 kilos (por debajo y por encima
de estas cifras, pueden necesitar cuidados especiales).
• El peso medio de los bebés nacidos a
término se sitúa entre los 3 y los 3,5 kilos. Sin embargo, la expresión
"peso medio" se fundamenta en un cálculo general y no hay que
asustarse si nuestro pequeño lo supera un poco o se queda algo corto (las niñas
suelen pesar unos gramos menos que los niños).
• Tres o cuatro días después del nacimiento,
el niño pesará menos. Les ocurre a todos los bebés porque expulsan la orina y
el meconio acumulados durante la gestación. Esta pérdida puede representar
hasta un 5 ó 10 por ciento del peso total. Salvo que el pediatra opine lo
contrario, no hay por qué preocuparse (suelen recuperarlo enseguida).
Primeros meses
• Según la regla general, durante el primer
semestre ganan unos 600 gramos al mes y durante el primer año suelen crecer 25
cm. Entre los cero y los doce meses se produce el mayor índice de crecimiento
de toda la vida.
• Sin embargo, en la práctica, la realidad
depara muchas sorpresas: a veces a los niños les da por aumentar 350 gramos en
solo siete días y los siete siguientes ganan solo 100.
• La lactancia o la producción de leche no
tiene nada que ver en estas oscilaciones. Los niños no engordan de forma
constante, sino con altibajos. Por esa razón se recomienda pesarlos una vez al
mes y no por semanas. Así que no hay que preocuparse.
• Y si toma biberón, hay que cuidarse mucho
de no forzar al bebé para que se lo termine entero: ellos paran cuando están
saciados.
• Hay que respetar al pie de la letra las
indicaciones de preparación de la leche en polvo. Resulta contraproducente
pasarnos con el agua o la leche en polvo porque corremos el riesgo de que el
crío ingiera una cantidad de grasas, proteínas, etc. inadecuada para su
organismo o de que se alimente de forma insuficiente.
A partir del sexto
mes
• Entre los seis y los doce meses, los bebés
suelen ganar unos 500 gramos al mes.
• Se recomienda empezar a variar su dieta
hacia los seis meses. La Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española
de Pediatría y su homóloga norteamericana recomiendan alimentar al bebé solo
con leche hasta el sexto mes, a no ser que el especialista ordene lo contrario.
• Es importantísimo seguir el orden de
introducción que indique el pediatra y no adelantarnos nunca. El médico es la
persona indicada para establecer qué sólidos puede tomar el niño y en qué mes
pueden incorporarse a su dieta.
• A veces a los pequeños les cuesta aceptar
los nuevos sabores. Para que este rechazo no afecte a su peso, es conveniente introducirlos
muy poco a poco, sin reducir drásticamente el número de tomas o biberones.
• Lo mejor es incluir los alimentos de uno
en uno, en pequeñas cantidades y espaciándolos entre sí una semana como mínimo.
Así, si alguno produce reacciones alérgicas al bebé, sabremos exactamente cuál
ha sido y podremos eliminarlo de su dieta inmediatamente.