Hace un año, científicos chinos alertaron de que
el rastro de los teléfonos iPhone, las tabletas iPad y las consolas
Xbox 360, Wii y PlayStation 3 había aparecido en la leche materna de las
mujeres de Shenzhen. Allí se encuentran las gigantescas instalaciones
de la empresa china Foxconn, en las que más de 200.000 trabajadores
producen piezas para aparatos de Apple, Nintendo y Sony, entre otros.
Los
investigadores, de las universidades de Pekín y Lanzhou, hallaron en
los pechos de las madres locales niveles "relativamente altos" de PBDE,
compuestos empleados en las carcasas de plástico de aparatos
electrónicos para que no ardan.
La exposición de los niños a estas
sustancias se ha relacionado con la falta de descenso de los testículos
a la bolsa escrotal cuando son adultos, entre otros problemas
reproductivos y del sistema nervioso.
Y los PBDE no están solos.
Forman parte de un enorme grupo de sustancias químicas, conocidas como
disruptores endocrinos, relacionadas con cánceres de mama, de próstata y
de tiroides, y también con problemas en el desarrollo infantil, como la
hiperactividad, el déficit de atención y algunos trastornos
neurológicos.
Son componentes de pesticidas, cosméticos,
plásticos, pinturas, detergentes industriales, anticonceptivos
hormonales y un sinfín de sustancias químicas liberadas sin control al
medio ambiente y capaces de alterar la salud de los seres humanos. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA) han publicado hoy el informe más completo
hasta la fecha sobre estos disruptores endocrinos.
Semen de baja calidad
El
informe, muy alarmante, señala que unos 800 químicos son capaces, o al
menos sospechosos, de perturbar el sistema endocrino, el conjunto de
órganos de nuestro cuerpo que producen hormonas, como ovarios,
testículos, tiroides y páncreas. Sin embargo, alertan la OMS y el PNUMA,
"sólo una pequeña parte de estos productos químicos han sido
investigados en ensayos capaces de identificar efectos endocrinos
evidentes en organismos intactos".
Según subraya el informe, "la
gran mayoría de los productos químicos de uso comercial en la actualidad
no se ha probado en absoluto". Hay cientos de miles de sustancias
químicas sintéticas en uso, y muchas de ellas ni siquiera son
identificadas por los fabricantes en sus etiquetas, así que los expertos
de la OMS y el PNUMA advierten de que sólo se ve "la punta del
iceberg".
El documento relaciona la creciente presencia de
enfermedades endocrinas en el mundo con la masiva liberación de estas
sustancias químicas al medio ambiente. Los autores señalan, por ejemplo,
que en algunos países más del 40% de los hombres jóvenes tiene semen de
baja calidad, lo que reduce su capacidad para tener hijos.
El
número de niños prematuros y con bajo peso al nacer también ha aumentado
en muchos países. Y la incidencia de malformaciones genitales, como
testículos que no descienden hasta la bolsa escrotal, también ha
crecido. Asimismo, se ha detectado un desarrollo más temprano de los
pechos en las chicas de todos los países estudiados, lo cual es un
factor de riesgo para el cáncer de mama.
Un cóctel de culpables
"La
rapidez con la que ha aumentado la incidencia de estas enfermedades
descarta los factores genéticos como única explicación plausible",
explican los autores del informe, coordinados por Åke Bergman, de la
Universidad de Estocolmo. Detrás de estaepidemia de trastornos
endocrinos se encontraría la exposición a estos químicos, como
demuestran pruebas en laboratorio, pero también otro cóctel de factores,
como la alimentación, las enfermedades víricas y la edad de las madres.
Los
autores del documento piden medidas para reducir la exposición a estos
contaminantes y recuerdan las prohibiciones y restricciones de otras
sustancias químicas, como el plomo, el insecticida clorpirifós, el
pesticida tributyltin y los PCB, aislantes de equipos eléctricos que
afectan al desarrollo intelectual de los niños.
Estas
restricciones disminuyeron la aparición de los problemas asociados a
estos químicos tanto en la salud de las personas como en el medio
ambiente. La UE también ha actuado contra algunos disruptores
endocrinos, como el bisfenol A, que se utilizaba en el plástico
policarbonato de los biberones hasta 2011.
"Necesitamos
urgentemente más investigación para obtener una fotografía completa de
los impactos de estos disruptores endocrinos sobre la salud y el medio
ambiente", ha clamado esta mañana la española María Neira, directora del
Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.
"Las
últimas investigaciones muestran que comunidades de todo el mundo están
siendo expuestas a los disruptores endocrinos y sus efectos asociados",
ha alertado Neira en la presentación del informe en Nairobi (Kenia).
Fuente: larazon.es
Imágenes: ehow.com y mastersofmedia.hum.uva.nl