¿Por qué se produce?
La
nariz, sobre todo algunas zonas del tabique, tiene muchos vasos
sanguíneos, lo que permite que pequeños golpes -a veces sólo con
rascarse-, un catarro, alergias o la sequedad ambiental puedan
lastimarlos y comenzar a sangrar. En los niños es muy frecuente cuando
están acatarrados y puede ocurrir mientras duermen. En algunas ocasiones
está relacionado con el uso de medicación por vía nasal (inhalada) como
los descongestionantes, pero es muy raro que la causa sea alguna
enfermedad como una alteración de la coagulación de la sangre o la
tensión arterial aumentada.
¿Cómo se trata?
Cuando un niño
sangra por la nariz es muy fácil ponerse nervioso y asustar al propio
niño que muchas veces está bastante tranquilo, por eso lo primero y
fundamental es mantener la calma. La epistaxis en los niños suele ser
leve y es muy raro que tenga ninguna repercusión importante, aparte de
lo que mancha.
El sangrado suele ser en forma de goteo y puede
ceder por sí solo o con algunas maniobras. Para cortar la hemorragia la
maniobra más sencilla y eficaz es apretar la nariz con los dedos,
haciendo pinza con el dedo índice y el pulgar con la fuerza suficiente
para que deje de sangrar, aunque a veces resulta molesto porque el niño
tendrá que respirar por la boca. La postura del niño debería ser sentado
o de pie, con la cabeza en la posición habitual, ¡no hace falta echarla
hacia atrás! La compresión se puede mantener unos 5-30 minutos hasta
que deje de sangrar, pero es importante no dejar de apretar para
comprobar si sangra o no cada poco tiempo, conviene esperar algún minuto
después de que deje de sangrar para retirar la "pinza". Si pasado ese
tiempo la hemorragia no ha cedido, es aconsejable buscar asistencia
sanitaria.
En algunos manuales de primeros auxilios recomiendan
introducir un algodón o una gasa empapados en agua oxigenada para ayudar
a taponar. Lo mejor es comprimir sin más. En caso de que se emplee
alguno de estos elementos, nunca debe dejarse olvidado en la nariz y no
debería permanecer más de un par de días. Si finalmente el niño precisa
ser atendido en algún centro médico, conviene informar a la persona que
se ocupe de su hijo de que ha utilizado algo para taponar el orificio
nasal.
En muy pocos niños habrá que hacer algún otro tratamiento.
En los casos en que no ceda con compresión o con un taponamiento
realizado en el centro sanitario o en los casos que se repiten e
interfieren la vida del niño, puede quemarse (cauterizarse) en un centro
sanitario la zona sangrante o utilizar alguna crema o pomada que evite
el sangrado.
¿Cómo se previene?
Después de una epistaxis,
la zona de la nariz que ha sangrado permanece muy sensible y puede
sangrar ante cualquier roce, por lo que conviene reanudar la actividad
diaria normal, pero es aconsejable evitar tocarse la nariz y practicar
deportes de contacto (judo, kárate, rugby, etc.) durante unos días.
En
algunos niños, las epistaxis se repiten sin causa aparente. Esos casos
suelen producirse por mínimos traumatismos (golpes) en la nariz como
rascarse, hurgarse, etc. que, como es de suponer, conviene evitar.
Si la causa es un ambiente cálido y seco, puede ser útil emplear humidificadores, sobre todo en los dormitorios.
Fuente: Asociación Española de Pediatría
Imágenes: hospitalitaliano.org.ar y drdspervez.hubpages.com