- Determinados neurotransmisores conforman nuestra experiencia amorosa
- Una pareja que se enamore hoy tiene sólo un 20,9% de probabilidades de durar 10 años
- Una resonancia magnética permite distinguir en el cerebro amor maternal y romántico
El experto en Psicología Emocional, Stanley Schachter, afirmó que "el
amor es una excitación fisiológica que interpretamos de una determinada
manera". Y es que, según ha demostrado la ciencia a lo largo de los
años, en el amor existe un componente biológico que hace regir nuestra
forma de sentirlo, de demostrarlo y de comportarnos ante él.
Francisco Cabello, médico, psicólogo y director del Instituto Andaluz
de Psicología y Sexología, quien recientemente expuso una ponencia
sobre este tema en el VII Curso Internacional de Sexualidad y Salud
Mental, asegura que efectivamente, en asuntos del corazón, la ciencia tiene un lugar muy destacado.
"En el amor intervienen distintos componentes, unos emocionales que no
se deciden voluntariamente como la pasión y que tienen fecha de
caducidad; y otros aspectos que deben cultivarse, como el compromiso",
mantiene.
Hay zonas en nuestro cerebro y determinados neurotransmisores,
explica el doctor, que se activan ante ciertos estímulos y de forma
dinámica se ponen en marcha una serie de circuitos que conforman la
experiencia amorosa. Por ejemplo, la dopamina, el circuito opioide, la
zona prefrontal del cerebro y, de forma muy destacada, el núcleo
accumbens. Además, "hoy en día sabemos mucho acerca de la neurofisiología del amor.
A modo de ejemplo, a través de las imágenes obtenidas por fMRI
[neuroimagen obtenida por resonancia magnética funcional] se puede
diferenciar entre amor romántico y amor maternal. Por tanto,
efectivamente, existe un sustrato biológico del amor", indica.
Pero aún hay más datos. Según el investigador Páez, el factor de
crecimiento nervioso (NGF) presenta niveles elevados cuando nos
enamoramos de una nueva persona, pero en cambio vuelve a sus niveles
previos al cabo de un año. "Para que se secrete la dopamina
(neurotransmisor relacionado con el placer) se requiere la novedad",
apunta este experto. Y por otro lado, los recién enamorados tienen
niveles de serotonina (la hormona relacionada con el bienestar) un 40%
más bajos de lo normal, al igual que quienes sufren de trastorno
obsesivo compulsivo.
Incluso se puede diferenciar entre amor y deseo. A nivel neurológico
por fRMI, explica Cabello, se ha comprobado que los núcleos cerebrales
que se activan ante la visión de la persona amada son, con pequeñas
diferencias, los mismos que se ponen en marcha tras mirar a una persona
deseada. Además, "parece obvio que es difícil enamorarse de alguien a quien no se desea,
pero por el contrario, sí se puede desear sin amor". En este aspecto
existen varias modalidades, por ejemplo, se puede tener impulso sexual
no dirigido a una persona en concreto, es decir, deseo sin objeto y "se
puede sentir una fuerte atracción sexual hacia alguien a quien no se le
ven valores que permitan activar la pasión amorosa", comenta.
Pero entonces, ¿realmente existen fármacos para el amor? No como tal,
afirma el experto, no existen. "La industria farmacéutica no ha
inventado nada -probablemente tampoco se lo ha propuesto- que facilite
la intimidad, la comunicación en pareja o el nivel de compromiso, pero
por otro lado, sí tenemos algunos fármacos que potencian y mejoran la sexualidad disfuncional
y, por ende, favorecen el erotismo, lo cual puede ayudar al
mantenimiento de la pasión", indica. Y la pasión es uno de los
componentes, según la teoría de Stenberg, del amor romántico.
Evolución en los tiempos
Según la teoría de Stenberg, en el amor romántico existen tres
componentes básicos: la pasión, la intimidad y el compromiso/decisión.
Los cimientos de la pasión se asientan en la atracción erótica. La
intimidad cuya base es la comunicación, entre otras cosas, sería la
sensación de estar a gusto con la pareja y echarla de menos en su
ausencia. Finalmente, el compromiso/decisión estaría formado por todas
las ideas y comportamientos llevados a cabo para mantener un vínculo con
la persona elegida. De entre todos, sólo se elige voluntariamente este
último componente.
Pero el concepto de amor que tenemos hoy, explica, no ha variado con
respecto antaño, "quizás tan sólo que la pasión ha ganado más
protagonismo". Lo que sí ha variado, según este experto, es el
conocimiento que disponemos acerca de los distintos componentes, cómo
evolucionan y qué repercusiones tienen en la vida de las personas pero, a
nivel de calle, se sigue pensando igual.
"En realidad el conocimiento profundo del amor está sirviendo de
mucho en el campo de la terapia sexual y de pareja, porque nos permite a
los técnicos abordar, con conocimiento de causa, los conflictos que se
presentan y que tan frecuentes son hoy día", comenta. Por ejemplo, hay
que tener en cuenta que una pareja que se enamore en este momento, sólo
tiene un 20,9% de probabilidades de durar más de 10 años, es decir, "la
tasa de separación es muy alta y el dolor que conlleva muy elevado". De
hecho, informa de que en las consultas psicológicas los conflictos de pareja están presentes en el 70% de los casos como factor predisponente, precipitante o mantenedor del problema.
Y con todo ello, concluye Cabello, realmente "el amor implica pasión,
intimidad y compromiso y que la pasión y, en parte, la intimidad, no
las elegimos y dependen de muchos factores ajenos a la propia voluntad".
Así como que, a pesar de los conocimientos biológicos que manejamos
sobre el amor, "no existen fármacos para potenciarlo, pero sí se
disponen de algunos medicamentos que facilitan la respuesta sexual e
indirectamente la pasión".
Fuente: El Mundo / Salud
Imágenes: pictures.4ever.eu y stillinlove.fr