
Por su naturaleza, es un alimento sensible a la contaminación y la multiplicación bacteriana.
El interior del huevo está protegido por una barrera natural: la cáscara y la cutícula. Si eliminamos o dañamos esta barrera, facilitamos la entrada de gérmenes aumentando el riesgo de contaminación.
La contaminación del huevo puede dar lugar a enfermedades que se manifiestan con síntomas digestivos como vómitos y diarreas.
La mayoría de toxiinfecciones alimentarias (TIA) producidas por los huevos podrían evitarse si se respetasen estas sencillas normas de higiene.
¿CÓMO ESCOGER LOS
HUEVOS EN EL MOMENTO DE LA COMPRA?
Los huevos deben tener la
cáscara limpia, entera y sin signos de humedad.
La cáscara sucia puede
contener gérmenes y contaminar el interior del huevo y otros alimentos con los
que entre en contacto.
Los huevos envasados deben
llevar una etiqueta que indique:
- la fecha de consumo preferente
- la categoría de calidad y peso del huevo
- el centro donde han sido envasados y clasificados
- la forma de cría
- las recomendaciones sobre su conservación.
Los huevos vendidos a
granel deberán garantizar esta misma información
¿CÓMO CONSERVAR LOS HUEVOS?
En un sitio fresco, seco y
a temperatura constante, es decir, el refrigerador.
Los cambios de temperatura
provocan condensaciones sobre la cáscara y esta humedad facilita la
multiplicación de gérmenes, la desintegración de la barrera protectora del
huevo y, por lo tanto, su contaminación.
Separados del resto de
alimentos, preferiblemente en la huevera del refrigerador.
La huevera sirve para
mantener los huevos en un espacio seco y fresco, y también para dificultar las
contaminaciones cruzadas con otros alimentos.
Limpiar los huevos es una
práctica que, además de ser innecesaria, puede facilitar la contaminación del
huevo.

¿CÓMO PREPARAR LOS
ALIMENTOS QUE CONTIENEN HUEVOS?
No se
deben utilizar huevos que hayan superado su fecha de consumo preferente. La
frescura del huevo es un atributo de calidad y de seguridad.
Antes y después de manipular los huevos debemos lavarnos siempre las manos. [1] Los utensilios que hayan estado en contacto con los huevos o con productos que contengan huevo deben limpiarse siempre después de su uso.
Antes y después de manipular los huevos debemos lavarnos siempre las manos. [1] Los utensilios que hayan estado en contacto con los huevos o con productos que contengan huevo deben limpiarse siempre después de su uso.
Las manos, los trapos de
cocina, las superficies de trabajo y cualquier otro utensilio de cocina puede
actuar como transportador de gérmenes. No se debe romper el huevo en el mismo
recipiente donde después se batirá, ni separar las claras de las yemas
utilizando la cáscara del huevo.
Al romper el huevo podemos
contaminar el recipiente y el propio huevo con gérmenes de la cáscara. Una vez
roto el huevo hay que comprobar que no desprenda ningún olor anormal y que la
transparencia de la clara sea la adecuada. La presencia de estos signos puede
hacer sospechar de un posible crecimiento bacteriano y, por lo tanto, debemos
desecharlo.
Los alimentos que contienen
huevo deben cocerse a una temperatura que llegue a los 75°C en el centro del
producto. Hay que cuajar bien las tortillas. La cocción es la única manera de
eliminar los gérmenes peligrosos, entre ellos, la salmonela. Una cocción
insuficiente no garantiza la eliminación de los gérmenes.
¿CÓMO CONSERVAR LOS
ALIMENTOS QUE CONTIENEN HUEVOS?
Después de su elaboración deben consumirse inmediatamente o
mantenerse en el refrigerador.
Las tortillas, natillas, flanes, quiches y otros productos elaborados con huevo son un medio idóneo para el crecimiento de bacterias, si se dejan a temperatura ambiente (10°C- 40°C).
Las tortillas, natillas, flanes, quiches y otros productos elaborados con huevo son un medio idóneo para el crecimiento de bacterias, si se dejan a temperatura ambiente (10°C- 40°C).
No los mantenga a estas
temperaturas más de 2 horas.
¿QUÉ
DEBEMOS SABER DE LA MAYONESA
Y OTRAS SALSAS QUE PREPARAMOS CON HUEVO FRESCO?
Hay que preparar la
cantidad justa de salsa para consumir en una sola comida. Las salsas no se
deben conservar para días posteriores.
Si añadimos unas gotas de
vinagre o de limón, mejorará su conservación.
Deben mantenerse en el
refrigerador hasta el momento de ser consumidas o utilizadas en otros platos
que también deberemos refrigerar.
La mayonesa y algunas
salsas elaboradas con huevo fresco no reciben ningún tratamiento de calor que
elimine los posibles gérmenes. Por lo tanto, debemos respetar muy estrictamente
estas normas de higiene.
Fuente: www.gencat.cat
Imágenes: forbes.com y everydayminimalist.com